El Cloud más que una nube es una realidad con los pies en la tierra. Detrás se esconde una compleja infraestructura que es la que permite dar servicio a un Cloud privado.
Históricamente la oferta de servicios de alojamiento web crece ya sea en función de las necesidades reales de los clientes que las demandan, ya sea por presión de la propia competencia. El caso es que cada vez se ofrece y/o demanda mayor capacidad para hacer frente a requerimientos cada vez más complejos y la solución para hacer frente a ello es la tecnología Cloud.
Básicamente el cliente demanda cada vez más:
- Recursos.
Entendidos básicamente como espacio, capacidad de procesamiento y ancho de banda. El cliente final pide y/o necesita más espacio y más potencia. Recursos que son caros. Más espacio no es simplemente un disco más grande. Ni siquiera más cabinas. Más espacio aumenta la complejidad de las copias de seguridad, aumenta los costes de consumo eléctrico y de los requerimientos de refrigeración disparando el precio del servicio. - Securidad.
El cliente final es cada vez más consciente de la importancia de la seguridad. Quizás más que nunca. Mejorar la seguridad de los datos y los planes de contingencia es (o debería ser) la principal preocupación de cualquier proveedor de servicios de hosting. - Eficiencia.
Potencia sin control no sirve de mucho. Ha de servir para algo. Los servicios deben optimizarse para que se ejecuten de la mejor forma posible en una infraestructura preparada para hacer frente a potenciales fallos de hardware.
El Cloud Computing permite al oferente hacer frente a las necesidades del cliente final de una forma que no sería posible con los métodos tradicionales de la industria del hosting y al cliente beneficiarse de las ventajas del cloud, entendido aquí como Infraestructura.